La ley conocida como memoria histórica (2007) es el instrumento para imponer una visión determinada del pasado.
Sorprende la dificultad de reconducir el debate a un plano objetivo y centrado en los hechos. Hay preguntas que necesitan su verdadera respuesta con la calam y perspectiva de los hechos. Porque la guerra civil sigue dando pie a discrepancias en casi todos sus aspectos, o la pregunta ¿quién empezó? es moralmente decisiva.
Todos los grandes historiadores tanto a la derecha como a la izquierda, están de acuerdo en que la revolución de 1934 significó el inicio de la violenta polarización que, dos años después, explotaría en la guerra civil española.
Cualquiera que siguiendo a los padres espirituales de la república: Ramón Pérez de Ayala, Ortega y Gasset,Marañón, Azaña, Pla, Martinez Barrios, Alcalá Zamora y a tantos más. Y halla investigado los hechos, saben que la segunda república nunca fue un bello propósito, hay quiénes abierta o solapadamente censuran las versiones contrarias a las suyas, y más veraces.
Termino por hoy recordándoles una observación de Julián Besteiro, uno de los pocos izquierdistas que defendió la legalidad y que desde el 1933 profetizó lo que iba a suceder:
La verdad real: estamos derrotados por nuestras propias culpas:por habernos dejado arrastrar a la línea bolchevique
Vaya mi admiración, modestia y gratitud a Julián Besteiro, un hombre íntegro hasta el final y concluir que como él son otros los verdaderos olvidados: las miles de victimas de las peleas entre las propias izquierdas, de quienes nadie quiere hablar.
Las nuevas generaciones tienen derecho a saber, a no dejarse manipular por los que, intentan imponer su peculiar versión de la historia.