lunes, 17 de octubre de 2011

Aldebarán 7

PRIMERAS ACTUACIONES DE LA COMINTERN EN ESPAÑA

J. Cabeza
Se inicia en 1919, cuando dos emisarios soviéticos trataron de sembrar el comunismo en España. La acción consistía en lograr una escisión del partido socialista para unirse a la III Internacional; se opusieron al proyecto Julián Besteiros entre otros, pero algunos veteranos, sobre todo líderes de las juventudes como Ramón Merino, se adhirió. Así se funda el 6 de Marzo de 1920 el primer Partido Comunista Español; las bases: la dictadura del proletariado y seguir el ejemplo de los Soviets, su primer secretario general fue Ramón Merino.
Un año después tras otra escisión del Psoe se crea un segundo Partido Comunista,  el PCOE. Sucede cuando Fernando de los Ríos regresa del II Congreso de la Comitern y propone al Psoe que no se adhiera a la Internacional Comunista, argumenta la total ausencia de libertad.
En 1921 llega a Madrid un nuevo enviado “alias Ignazio Silone”, la misión fundir en uno los dos Partidos Comunistas rivales, así se funda en Noviembre de 1921 el definitivo PCE.
Desde Moscú, ejerce su influencia en el comunismo español Andrés Nin.
 No se convirtió en partido de masas hasta la época del Frente Popular. Hasta entonces vivía entre el socialismo y el anarco-sindicalista. La CNT sintió como el socialismo la tentación de agregarse a la III Internacional, pero sus propios observadores le desengañaron; Fernando de los Ríos en el II congreso de la Comitern y Ángel Pestaña en el III, advirtieron que el comunismo soviético era una dictadura.
El Psoe se desvinculó de la Comitern en 1921, la CNT en el 22.
Discurso en el II Congreso del Comitern  (Moscú 1920),  Lenin: yo afirmo que el segundo país con dictadura proletaria en Europa será España.
García Morente: eminente decano de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, famoso expositor de Kant detectó en el fondo de todo la acción del comunismo en el seno del Frente Popular. En 1938 publicó en Argentina este análisis: sitúa en 1931 el inicio de la Sovietización de España, la invasión comunista había asentado sus planes a desarrollar su táctica perfecta. Hasta el 31 la circunstancia española había sido exclusivamente española. Determinaron, que España fuese invadida sin previa declaración de guerra por un  ejército invisible, pero bien organizado y mandado.
La Internacional Comunista de Moscú resolvió borrar del mundo la Hispanidad y convertir el viejísimo solar en una provincia de la Unión Soviética, su éxito o su fracaso habrían de decidir un punto capital para la historia futura del mundo: el de ser posible o no que la teoría política y social del comunismo prevalezca sobre la realidad vital de las nacionalidades, y así de pronto, el problema de España quedó elevada a la categoría de un verdadero experimento, eso es justamente la guerra española en el laboratorio de la historia.
A partir de 1931 el Comitern despliega toda su actividad, el momento elegido era el más favorable, España acababa de cambiar su Régimen político, ensaya las nuevas formas republicanas. El país estaba inquieto y los ánimos responderían a la más variada propaganda.   Los Soviets inauguraban en España provistos de dinero, hombres y todos los recursos intelectuales y materiales una técnica perfeccionada. Contaba con un ejército numeroso y disciplinado de técnicos revolucionarios. Añádase la circunstancia de existir en España, mucho antes, un considerable núcleo anarquista.
Esta táctica la aplicó el comunismo mediante la invención del Frente Popular  para utilizarlo en los propósitos revolucionarios soviéticos. Pero como no sería posible reunir a todos bajo un programa positivo común, dominado por la doctrina soviética,  se buscó el rodeo ingenioso de reunirlos en una oposición u hostilidad. ¿A qué? Al Fascismo, bajo el nombre de lucha contra el fascismo o Frentes  Populares se ocultaba la maniobra encaminada a canalizar las actividades de muchos no comunistas en provecho único del comunismo.
La propaganda directa o indirecta fue en España tremenda y muy organizada, no hubo aldea en donde la agitación comunista  no estuviera activa ni hogar donde no penetraran folletos, la palabra comunismo disfrazábase de liberalismo, democracia, socialismo, anarquismo, sindicalismo. Proponía a todos la unión y el consorcio antifascista segura  cómo estaba de que llegada la hora, sabrían aniquilar a sus aliadas ocasiones,  lo mismo contaba los loores de la libertad y de la democracia, otras atizaba la lucha y los odios de clase.
La vieja piel de toro iba a convertirse en un mosaico de republiquillas soviéticas-socialistas, explotando el malestar económico. El socorro rojo distribuía dinero por las aldeas, haciéndoles creer que las condiciones del campesinado ruso eran paradisiacas.
En fin, el ensayo general revolucionario dio la pauta  de lo que se quería, la revolución campesina y obrera y el establecimiento de los Soviets, la transformación de la tierra hispana en provincias soviéticas y el triunfo de los que gritaban ¡viva Rusia! por las calles de Madrid.

lunes, 10 de octubre de 2011

Aldebarán 6

POLÍTICA: SÍ. DE ESTADO.



En las democracias, los medios de comunicación desempeñan un papel fundamental: constituyen el lugar donde se produce el debate de ideas. Función esencial para hacer llegar a los ciudadanos la información y los razonamientos que les permitan formarse un criterio, aunque algunos prefieren estimular el adoctrinamiento, y por supuesto, no escuchan al discrepante, porque nada tiene que escuchar quien lee un libro que contiene toda la verdad.
Uno tiene la sensación de encontrarse en  países diferentes según el periódico que lea.
¿Están los medios politizados o los partidos mediatizados?
El viejo adagio periodístico según el cual los hechos son sagrados y las opiniones libres casi nunca se cumplen.
La representación es necesaria, pero no puede eliminar el texto que es lo que se pretende hoy. El marketing político no podrá sustituir a la política tal como esta se ha entendido desde Pericles.
Cuando en 1940 un hombre rechoncho y maduro con cara de bulldog prometió a los ciudadanos británicos: sangre, sudor y lágrimas, no estaba haciendo publicidad ni construyendo una imagen amable de sí mismo. Hacía política, política que sirvió para que la democracia sobreviviera en Europa.
La era zapateril ha innovado, echando mano de las más infalibles de las diferencias: la República, la Guerra Civil, tiempos históricos durante el cual las diferencias entre izquierdas y derechas o revolución y contrarrevolución fueron inmensas y llegaron al paroxismo trágico del enfrentamiento armado.
Los métodos y mensajes políticos dedicados al diferencialismo es durante las campañas electorales, en los mítines dedicados a calentar los cascos cuando constituyen la expresión más alta de esa dialéctica maniquea dedicada a demonizar al adversario y cuyo resumen se puede enunciar de la siguiente forma: ¡ si las próximas elecciones las ganan los contrarios, os sacarán los higadillos! Luego las ganan y los higadillos están en su sitio, pero eso no desanima a los sectarios.
Por otra parte el diferencialismo  forma parte ya del juego sabiéndo que, como ya cantó la Lupe en un famoso bolero “todo es puro teatro”. Al fin y al cabo, las diferencias políticas se han ido achicando bajo la atenta mirada de la Unión Europea. Convencer, ganar adectos, es un trabajo enojoso y no siempre obligado a argumentar ni siquiera ante sus propios militantes. Invaden los ánimos de las respectivas parroquias, que prefieren el yo, lo que digan los mios a formarse su propio juicio.
La política que ha dejado el zapaterismo es una apuesta peligrosa, representó un giro Copernico en la política, se abandonó el consenso en las Cortes, se agrede la transición donde se construyó una democracia sobre una política de diálogo y reconciliación.
Si cada cual, a la muerte de Franco, hubiera puesto encima de la mesa su verdad, es  posible que todos nos hubiésemos ido a hacer puñetas, dejando como única herencia el lamento por otra gran ocasión perdida.
La verdad resulta a veces puñetera,  pero es siempre insobornable, y reaparece una y otra vez entre el oleaje levantado por los mitos, leyendas, idealizando la segunda república para deslegitimar la transición, no estamos hablando del pasado, sino de la relación del presente con el pasado, es decir, del fundamento histórico de nuestro sistema democrático.
Conviene defender no sólo lo que se hizo en 1978 sino, sobre todo, lo que tenemos y lo que es más transcendental, lo que nos esperaría de prosperar las tesis deslegitimadoras de la transición.
Personalmente me gusta estudiar el pasado, con rigor histórico y esta memoria de la historia me produce un poco de desazón por su trastienda política no ajena al revanchismo y por su intención de reescribirla pasando por sus páginas una goma de borrar según conveniencia ideológica.
El origen de la legislación sobre la llamada Memoria se encuentra en una propuesta de Izquierda Unida. Hace tres décadas Jorge Semprún, que tenía buenos motivos para saberlo ya denunció “ la Memoria” al uso de los comunistas. En  su autobiografía de Federico Sánchez: la Memoria comunista es en verdad una desmemoria, Semprún era entonces dirigente clandestino del Partido Comunista de España (PCE).
Si este nuevo periódico me lo permite haré cada semana un rinconcito para nuestra historia porque la historia no se puede reescribir, ejemplos de esta intoxicada Memoria nos vende como un Régimen envidiable y ejemplar la II República, que tuvo 26 gobiernos en cinco años, el primero, el de Portela Valladares que duró quince días, así concitaba la confianza de los ciudadanos aquel Régimen, tan bien recibido y que tan pronto decepcionó, lo que hizo exclamar a Ortega y Gasset: ¡ No es esto , no es esto!
Otro ejemplo, entre las frases históricas de Largo Caballero, se cuentan muchas que resultan relevantes para una memoria sin sesgos  ni censuras. A veces muchos aceptan por desconocimiento y debido al machaqueo de la propaganda eso de la impecable historia democrática de la izquierda. Y no digamos del PCE con su pasado Estalinista. Pero la historia pone las cosas en su lugar. De momento citaré sólo unas del que fue llamado el Lenin Español: “si la izquierda es derrotada en las urnas, irá a la violencia” (Murcia 1933),”si triunfan las derechas tendremos que ir a la Guerra Civil” (Enero 1936), “cuando el frente popular se derrumbe, que se derrumbará, entonces estableceremos la dictadura del proletariado” (26 de Mayo de 1936).
Las citas serían interminables, pero no saquemos nada de contexto, si estas páginas nos dan ocasión porque son también memoria e historia. Largo Caballero continúa teniendo un monumento en el paseo de la Castellana (Madrid) cerca de otro de Indalecio Prieto y en Madrid,  Pablo Iglesias un busto y una avenida, como también Dolores IBarruri, bien, pero tratemos de ser ecuánimes. La historia es acumulativa, es una montaña de escombros y laureles que todos debemos de asumir nos guste o no, porque es ya eso: historia. Y fue como fue. Y si me lo permite este periódico llegaremos a estudiar también la transición, los personajes, las posturas, los partidos, cómo se fraguó todas sus historias, sus renuncias y sus propuestas, si llegamos hasta aquí será porque estas páginas me han hecho un hueco y entenderemos, os lo aseguro, mucho más el presente sabiendo situar  la historia en su sitio.
He comprobado que las mejores fuentes están en los documentos, en las actas del Congreso, en la prensa de la época, las obras de Azaña, las obras de Bolletin, y los  libros de la propia izquierda recién acabada la guerra escritas desde el exilio, en todo esto hay más verdad que mucha literatura actual.
Aquí queda hecha mi propuesta.
P.D.: sabe la juventud por ejemplo ¿qué papel jugó en la transición este o aquel partido? ¿ Y en la dictadura?¿Por qué hoy gozamos de una Democracia y cómo se consiguió?¿Quiénes la hicieron posible cuando llegaron los partidos después de cuarenta años de Franquismo? Para llegar a todo esto es preciso conocer la base.

Aldebarán 5

¿PROGRESISTAS?


“Yo pensaba que los intelectuales amaban, sobre todo, la verdad, pero he comprobado que muchos de ellos prefieren popularidad.”
                                                                                          (Beltrand Russell)
Gracias a una manía que tengo y que no pienso a corregir: la de releer en verano todo aquello que te haya dejado algo en la cabeza, y tocó a Joaquín Leguina. No me sorprendo de coincidir en muchas cosas de las que relata. Sobre todo a decir las cosas como son,  para otras, ya están El País, Público y los medios de Prisa.
Como dice él: nos hemos ido acostumbrando al sectarismo político, cuyo feroz impulso sólo puede deberse a la demagogia, no sólo ha invadido la política, también la judicatura y la prensa. La recusación del sectarismo se ha convertido en una obligación cívica, ejemplos muchos: la reacción entre las filas llamadas progresistas ante el procesamiento de Garzón se sumaron los diligentes de los dos grandes sindicatos, evidenció la existencia de un movimiento revisionista respecto a la transición democrática. En contra de la ejemplaridad de esta, los contestatarios, ponían en solfa las bondades de ésta, llegando a denunciar como cobardes una de las piezas claves en aquella aventura democrática: la Ley de amnistía de 1977.
El discurso, estaba servido el conjunto de la izquierda frente a una derecha heredera del franquismo, pero a mi juicio, la mayor parte de este discurso, es maniquea y censora.
Álvarez Junco escribía en El País: Escribir sobre la República, la Guerra Civil, el Franquismo o la Transición puede muy bien ocurrir que termine siendo declarado traidor a alguna causa sagrada. La cosa no es nueva, es algo llamado intolerancia; la intolerancia sectaria trae aparejado un evidente deterioro.
Decía Manuel Arias Maldonado que buscar en nosotros, en España una conversación política donde se persigue la verdad, en lugar de la mera adhesión a la trinchera propia y aquí, precisamente, reside el problema…
O sea, para transmitir información correcta.
Cuando Franco murió el 20 de Noviembre de 1975 expertos de varias extraciones dijeron que entre nosotros prevalecerían los enfrentamientos cainitas, pero los líderes de aquel momento optaron por lo contrario, el método fue la concordia y el resultado una constitución social y políticamente avanzada, y además consensuada por todas las fuerzas políticas.
El PCE dirigido por Carrillo hacía 20 años que venía predicando la reconciliación nacional (Reunión de Munich 1962). Por su parte, el bando franquista estaba escindido, y esa ruptura se agudizó a partir de la revolución de los claveles portuguesa. No resultó por tanto tan sorprendente que unos y otros estuviesen dispuestos a ponerse a pensar.
La Iglesia Católica puso también su voluntad en aquella reconciliación. Fue en este ambiente de concordia (o deseo de concordia) con todos los partidos y sindicatos ya legalizados en el que se celebraron en España las primeras elecciones 15 de Junio de 1977. Y en Octubre del 77 la amnistía de todos los actos de intencionalidad política ( articulo uno) una amnistía que extendía y completaba las medidas anteriores en dos decretos leyes en 1976-77.
Esa fue la amnistía que ahora se pretende invalidar como si hubiera sido consecuencia de las imposiciones de unos sobre otros.
Dice Leguina: Quiero dejar claro mi posición acerca de la transición para negar, en primer lugar, aquella supuesta amnesia y reivindicar no el olvido, sino “echar al olvido”.
Ya antes de la muerte de Franco los contactos, encuentros y acuerdos entre aquellos que habían sido franquistas y los viejos y nuevos partidos de la oposición habían considerado unánimemente la necesidad de una amnistía, como paso previo a la apertura de un proceso hacia una Constitución Democrática. Lo cual equivalía a entender la amnistía como un cierre.
El mismo día que abrieron las Cortes en 1977, Carrillo opinó que aquellas Cortes tenían como primer objetivo culminar el proceso de reconciliación de los españoles como una amnistía.
Lo ha explicado con claridad Álvarez Junco en un artículo en el 2010: Pactos hubo muchos, pero no de silencio.
Hubo amnistía precisamente porque se recordaba demasiado bien aquel pasado sucio y se decidió echarlo al olvido, no utilizarlo políticamente, aceptando las responsabilidades de todos. Sobre Guerra Civil y Franquismo, hubo a lo largo de aquellos años libros, memorias, artículos, coloquios, películas, novelas, hubo exhumaciones de fosas difundidas en revista de gran tirada.
Y ahora, sin embargo, hay autores que proclaman ser los primeros en hablar de estos temas, que eran desconocidos por los españoles porque estaba prohibido investigar o publicar sobre ellos. Al revés. Todos los recordaban, se referían a ellos sin parar. Pero como modelo negativo. Para explicar esta generosidad que ahora tanto se critica es preciso mostrar que esa generosidad fue mutua.
Marcelino Camacho dijo, estamos resueltos a marchar hacia adelante por la vía de la libertad y la Paz y el Progreso. No queremos recordar ese pasado, porque hemos enterrado a nuestros muertos y nuestros  rencores.
Cabe preguntarse ¿de dónde ha salido ese espíritu crítico y revisionista de la transición? ¿Con qué prueba se afirma que aquello fue una chapuza? ¿Por qué se reivindica la exaltación pública de los héroes republicanos en defensa de los ideales democráticos? ¿Acaso se pretende no sólo reescribir la historia sino también ganar ahora, más de 70 años después, la guerra que se perdió entonces?
Detrás de todo esto, hay también una manipulación política.
Los antifranquistas sobrevenidos cometen, en primer lugar, la misma falta que denuncian, es decir, se olvidan o desprecian una parte notable de lo que realmente ocurrió por ejemplo las múltiples rehabilitaciones que los gobiernos de Suarez y González acordaron en beneficio de combatientes republicamos.
Surge un adanismo que ha propiciado y practicado el nuevo socialismo de ZP.
En fin, la obra no es perfecta, y si no se subsana no es porque no sea posible hacerlo, sino porque los grandes partidos no quieren abordarlo. Pero en lo tocante a las libertades y derechos civiles, es difícil encontrarle a la Constitución una tacha.
Otra causa que explica este movimiento me refiero al anti franquismo sobrevenido, está en el fracaso del proyecto  eurocomunista de Carrillo, se frustraron  muchas esperanzas, naufragaron muchos proyectos políticos y personales con efectos no siempre sanos.
Los comunistas españoles de entonces, cuyo sacrificio y presencia en el anti franquismo fueron evidentes, creían tener derecho, una vez llegada la democracia, a representar a la parte electoralmente más relevante de la izquierda, constituyeron una especie de socialdemocracia de nuevo cuño: masiva, respetable y pacifista… pero todo comenzó a venirse abajo el 15 de Junio del 77 cuando se conocieron los resultados de aquellas elecciones y se vio que era el Psoe y no Partido Comunista quien se había quedado con el santo y la limosna.
Muchos comunistas votaron al Psoe y a partir de ahí la sucesiva oleadas tomaron el camino hacia el Psoe dispuestos a sobrevivir en política sin cuestionar ni intervenir en los sucesivos bandazos que el Psoe ha protagonizado sobre todo desde la salida de González de la Secretaría General. Hay relevantes excepciones, claro está. Pero como dijo uno de ellos: queríamos comernos el mundo, pero nos hemos acabado aficionando a los percebes.
El naufragio comunista tras la caída del muro de Berlín y el consiguiente hundimiento  del sistema soviético dejó ruinas aquí y acullá y ese rescoldo, recibe hoy  el nombre en España de Izquierda Unida, se han acogido a un nombre prometedor, el de la izquierda alternativa. ¿Alternativa a qué o a quién? La respuesta resulta obvia: alternativa al sistema.
¡Qué palabra tan útil ésta de sistema!
P.D: seguiremos en otro momento. ¡Hay tantas cosas que saber!